El tratamiento de quimioterapia, en mi caso, es un tratamiento paliativo, es decir, no estamos curando nada. Simplemente estamos comprando tiempo. Esto es así cuando el cáncer está en estadio IV, y además, así me lo han confirmado varios de los oncólogos que llevan mi caso.
La quimioterapia ataca principalmente a las células que se dividen rápidamente, que son las cancerosas. Pero el cáncer también tiene células de división lenta, y allí la quimioterapia no es tan efectiva. Tampoco ataca a las células madre cancerígenas, que pueden causar futuras metástasis, reaparición del cáncer, etc.
En algunos pacientes, existe la posibilidad de que el tratamiento de quimioterapia reduzca la masa tumoral lo suficiente como para poder extirpar las las zonas afectadas. Sin embargo, dado lo extendido que está en mi caso, esa opción es bastante improbable. Podríamos quitarlo del colon, pero ¿y el hígado?, ¿y el pulmón?...
Ganar algunos meses no me sirve.
Tras mucho investigar, solo he encontrado un tratamiento que podría potencialmente "curar" o, al menos, ayudar enormemente al tratamiento convencional de quimioterapia.
Se trata de unos medicamentos, no aprobados para uso humano, pero que se han usado para tratar múltiples enfermedades.
En concreto Fenbendazole (o Membendazole en mi caso) e Ivermectina.
Mebendazol y fenbendazol son medicamentos antiparasitarios del grupo de los benzimidazoles, comúnmente utilizados para tratar infecciones por parásitos intestinales como lombrices. Aunque están diseñados principalmente para uso veterinario (fenbendazol) o humano (mebendazol), en años recientes han llamado la atención por sus posibles efectos anticáncerígenos, aunque esta área aún está en investigación y no está aprobada para tratamiento oncológico.
Estudios preclínicos (en laboratorio o animales) han mostrado que estos compuestos pueden:
La mayoría de las pruebas positivas vienen de estudios in vitro (en células en laboratorio) o en modelos animales.
Algunos casos anecdóticos han sido reportados en humanos, pero no existen ensayos clínicos grandes y controlados que avalen su uso como tratamiento seguro y efectivo contra el cáncer.
La ivermectina se ha administrado a humanos 3.700 millones de veces en los últimos 30 años. Es totalmente segura y ha sido llamada un “medicamento milagroso”. Sus creadores ganaron el Premio Nobel de Medicina por inventarla, y la OMS la incluye en una lista de “medicamentos esenciales” para cualquier país.
Este medicamento, que es un antiparasitario, tuvo mucha publicidad con hace unos años, pues se utilizó para prevenir o curar el COVID19, con toda la polémica que esto trajo. Los gobiernos se apresuraron a desmentirlo (quizá con razón) e incluso sacaron un eslogan para desincentivar su uso:
"You not a horse, you are not a cow. Seriously, y'all, stop it."
"No eres un caballo, no eres una vaca. En serio, déjenlo ya."
No voy a entrar en es polémica...
El caso es que hay estudios y casos de éxito en el uso de la Ivermectina para el tratamiento del cáncer. ¿Podría ser todo un bulo? Podría ser, pero no lo creo. No lo creo por la gente que está dando a conocer esto. En concreto, el Dr. John Campbell, al que sigo desde antes del COVID. Aparte de ser un virólogo renombrado, su integridad está fuera de toda duda, y si está dando crédito a este tratamiento, merece mi confianza.
En cualquier caso, ¿cuál es mi alternativa? ¿Esperar?
Aquí entramos en las teorías de la conspiración, pero lo cierto es que la Ivermectina está libre de patentes desde 1996 y por lo tanto no hay forma para las farmacéuticas de ganar dinero con él. De ahí puede venir la falta de interés en estudiarla a fondo como tratamiento contra cáncer.
Lo que si hay, en cambio, son cientos de estudios pre-clínicos. También he encontrado miles de testimonios que aseguran haberles funcionado.
Aunque está considerada una de las medicinas más seguras, incluso más que la aspirina (15 veces menos muertes). En las dosis que la voy a tomar va afectar al hígado, ya que es el que tiene que procesarla.
En circunstancias normales, esto no sería un problema, pero también tengo el hígado afectado por el cáncer y ya lo estamos sobrecargando bastante con los venenos de la quimioterapia.
Así que me tocará ir haciéndome análisis continuos para monitorizar las transaminasas y asegurarme que no se disparen demasiado.
Si fallara el hígado, sería otro Game Over inmediato.
¿Qué tengo que perder?